jueves, 28 de diciembre de 2017

NUEVO NÚMERO DE CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA (19, 2017)

   El pasado 17 de diciembre, se presentó en a Casa de la Cultura de Osuna el último número de los Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna que, como es habitual viene publicándose desde hace veinte años, todos los diciembre del año correspondiente a cada anualidad. Aunque se trata del número 19, hay que hacer notar que el primero de la serie se identificó con el 0, por lo que el montante llega ya a la veintena. Algo poco habitual en publicaciones periódicas que dependen del entusiasmo y las aportaciones de los miembros de asociaciones de ámbito local, como serían los Amigos de los Museos, adscritos como extensión cultural del Patronato de Arte de Osuna.




   Como en números anteriores, el contenido es todo lo variado que cabría esperar en la trayectoria de esta ya consolidada serie editorial, pese a que se sigue estructurando en un doble agrupamiento de Historia y Patrimonio, al que en los últimos años se le viene añadiendo una pequeña sección dedicada a la Filosofía. Aunque el criterio de la dirección de la revista es coherente, para no introducir gratuitas complejidades al sumario, los lectores avisados saben que encontrarán temáticas que recorren un espectro más amplio, donde no faltan aportaciones artísticas, literarias, arqueológicas, patrimoniales, geográficas, etc.
     Desde la perspectiva puramente arqueológica o, más propiamente, de la arqueología patrimonial, la nueva revista incluye la aportación que personalmente firmamos con J. I. Ruiz Cecilia y que ya habíamos publicado en Antiqvitas (http://japr5.blogspot.com.es/2017/05/antiquitas-publica-otra-contribucion.html), aunque ahora lo hacemos acompañado de las fotografía a color que no se dieron a conocer -en esas condiciones- en la anterior edición. Pese a que no se trate de una aportación original, sí lo es con el contexto ilustrativo que la acompaña. Su incorporación al último número de Cuadernos tiene el valor, no solo de recuperar la memoria de de un corpus patrimonial perdido, sino la constatación de la permanencia de algunos de esos ítems, que creíamos perdidos, como el puente romano de La Albina.

     Hay un segunda aportación, de mi propia mano, que extiende el análisis sobre uno de los temas que ya traté en este mismo blog meses atrás (http://japr5.blogspot.com.es/2017/01/novedades-sobre-historiografia.html) y que explicitamos cumplidamente en la entrada anterior. Solo insistiremos en que la comprobación de la existencia de unas escaleras renacentistas en el exterior de La Colegiata de Osuna, así como la presencia de sus restos en el Higueral, estarían obligando a un estudio más exhaustivo en lo arqueológico y patrimonial de esos vestigios, al tiempo que debieran promover el análisis de un proyecto de restitución de las mismas, en aras de mejorar el atractivo artístico-patrimonial del conjunto monumental de La Colegiata

     Por lo demás, la cuidada edición del nuevo número de Cuadernos, junto al resto de su atractivo e interesante contenido, vuelve a ponernos ante la materialización más que gozosa de una publicación que ya viene siendo tradicional todos los finales de años. Ella sigue llevando al Patronato de Arte y a su filial, Amigos de los Museos de Osuna, a unos logros de promoción, difusión, prevención, conservación y restauración patrimoniales, dignos de imitación por otras entidades y asociaciones locales que, contrariamente, descuidan en exceso sus bienes culturales.



martes, 19 de diciembre de 2017

LAS ESCALINATAS MONUMENTALES QUE COMPLETARON EL CONJUNTO RENACENTISTA DE LA COLEGIATA DE OSUNA

1. Panorámica actual (© J.A. Pachón, 2017) de la fachada oeste de la Colegiata de Osuna, desde el maltrecho Higueral. El abombamiento del terreno hacia la parte central de la plataforma, donde se asienta el monumento, oculta los restos de la escalinata renacentista que acompañaron la edificación original de la primera iglesia de la villa sevillana.

          Para cualquier visitante que se acerque hoy a los alrededores del templo de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna, nada parece recordar que ninguna escalera monumental hubiese acompañado nunca a esta gran edificación, cuya imagen tradicional en los dos últimos siglos ha sido básicamente una mole pétrea rodeada de un balcón perimetral, asomado a un fondo vegetal de chumberas (Higueral). Pero hoy sabemos que, en el siglo XVI, la construcción se concibió junto con dos escaleras monumentales, situadas en el centro del flanco oeste y en la esquina del lateral suroccidental, dando posiblemente acceso a alguna de las calles que, por la ciudadela medieval, comunicaban la parte alta de la villa (Castillo, Universidad y Colegiata) con las nuevas vías renacentistas que confluían y dimanaban desde, y hacia, la Plaza Mayor.
        Pero la documentación existente en los bien provistos fondos archivísticos de Osuna son bastante claros sobre la construcción de esas escaleras en el primer Renacimiento (s. XVI), cuando el programa edilicio del IV Conde de Ureña, D. Juan Téllez Girón, estaba en su apogeo. Estas escaleras siguieron funcionando en los dos siglos siguientes, como prueba la vista de la Colegiata recogida en el cuadro sobre el martirio del patrón de Osuna, que se conserva en la ermita de San Arcadio de la localidad, fechado probablemente en época dieciochesca. La ruina de esas escaleras debe achacarse a las transformaciones del entorno de la Colegiata, que se hicieron durante la ocupación francesa en la primera década del siglo XIX, cuando esos espacios se fortificaron y aislaron del entorno urbano más inmediato, obligando a romper el nexo de unión entre esos dos ámbitos que representaban las escaleras renacentistas de la Colegiata. Posteriormente, el abandono de los vestigios arruinados de las escalinatas, llevaron a la desaparición material y visual de las mismas, hasta el día de hoy, renunciando a la recuperación de esa parte del monumento, posiblemente por la crisis económica que sumió al país durante la Guerra de la Independencia y durante el reinado absolutista de Fernando VII. Todo, pese a que todavía quedaban restos más que recuperables, como señalaba el plano de Osuna que, en 1826, dibujara el Asistente Arjona y en el que esas escaleras aún eran bien visibles.
          De todo ello trata el artículo que incluimos este año en el número 19 (diciembre de 2017) de Cuadernos de los Amigos del Museo de Osuna, pp. 101-111, bajo el título: "Las desaparecidas escaleras monumentales de la Colegiata de Osuna", de la que reproducimos más abajo su contenido, del que puede haber alguna pequeña diferencia en el montante de páginas y de imágenes respecto del trabajo publicado, tras la maquetación general de la revista.
          La pérdida de la masa vegetal del Higueral y su segura e irrecuperable pérdida, abren una vía de esperanza para programar un proyecto de restauración histórico-arqueológica de estos bienes inmuebles, cuya recuperación aportaría un valor añadido al símbolo cultural de Osuna, como lo viene siendo su Insigne Colegiata. Las instituciomes públicas y los responsables culturales del municipio tienen ahora la palabra.