Ya hemos visitado la exposición "Baecula" del Museo Provincial de Jaén. La verdad es que la muestra, pese a no incluir demasiados elementos expositivos, resulta de un indudable interés por varias cuestiones. Por un lado, es la primera vez en Andalucía que se realiza un estudio arqueológico como el desarrollado por los investigadores de la Universidad de Jaén, atendiendo al análisis de un escenario bélico de la Segunda Guerra Púnica a fines del siglo III a.C. Por otro, la investigación no se ha detenido en una simple prospección superficial, sino que ha iniciado algunos muestreos con excavación tanto en el campamento cartaginés de Asdrúbal, como en la propia ciudad de Baecula.
Mientras el campamento de Asdrúbal y el escenario de la batalla parecen situarse en la elevación del Cerro de las Albahacas, la ciudad ibérica (oppidum) de Baecula se situaba en una altura inferior frente al mismo. Los primeros resultados de su excavación parecen abonar la idea de que era una ciudad indígena, como demuestran los hallazgos arqueológicos que son fundamentalmente prerromanos.
En cuanto a los vestigios de la batalla, se han detectado hasta el momento restos de la empalizada de madera que defendía el campamento púnico, así como espuelas y abundante armamento ligero de hierro (puntas de flecha, dardos de ballesta, puntas bipiramidales), proyectiles de plomo (glandes) y puntas de bronce de tipo Macalón. No fata tampoco un típico repertorio de monedas del momento para pagar a las tropas mercenarias que habitualmente intervenían en aquellos conflictos (divisores de bronce púnicos, algún hemishekel de plata, etc.), junto a incontables clavos de hierro con los que se sujetaban las suelas de las sandalias de los legionarios romanos.
El uso de GPS, para situar los hallazgos del campo de batalla, supone una aportación necesaria en el estudio este tipo de yacimientos, en el que existe una notable dispersión de hallazgos pero poco concentrados sobre una superficie demasiado extensa. Al mismo tiempo, para la recuperación de los ítems arqueológicos se han empleado detectores de metales durante la prospección, rompiendo el tradicional rechazo a este tipo de instrumental por parte de los arqueólogos profesionales españoles, en general, y andaluces, en particular.
Este proyecto de investigación abre una nueva perspectiva indagatoria para analizar en futuras ocasiones otros yacimientos similares que aún se conserven en Andalucía, donde la Segunda Guerra Púnica estableció un teatro de operaciones bastante dilatado y extenso por la región. Pero sitios que aún esperan estudios sistemáticos que diluciden las incógnitas que subsisten sobre el transcurso de la guerra, la localización de las batallas que se produjeron y la ubicación de las ciudades a las que pudieron corresponder algunos de los topónimos que recogen las fuentes escritas antiguas sobre la contienda y que todavía no han podido identificarse, como el de Bigerra o el propio de Baecula hasta no hace mucho tiempo.
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