sábado, 11 de mayo de 2013

NUEVO REVÉS POLÍTICO EN LA PRESERVACIÓN DE LAS NECRÓPOLIS RUPESTRES Y DEL PATRIMONIO ROMANO DE OSUNA (SEVILLA)


La publicación El Balcón, que suscribe el Partido Popular de Osuna, ha publicado el pasado mes de marzo un artículo de fondo en el que se relata el tratamiento que se le ha dado, desde el gobierno municipal de la localidad sevillana, a una propuesta del grupo de oposición popular para tratar de salvar las necrópolis rupestres y el teatro romano. La respuesta de la corporación local ha sido dar carpetazo, sin siquiera debatir la propuesta y, mostrando, así, la falta de sensibilidad ante el patrimonio de los grupos políticos mayoritarios, siempre que sean los opositores quienes ofrezcan cualquier iniciativa. Es evidente que, con este tipo de actuaciones, los que pierden somos todos los ciudadanos, que seguimos aguantando la progresiva ruina y pérdida del pasado patrimonial de todos, mientras nuestros representantes públicos priorizan la confrontación política, llegando a confundir la lucha ideológica con la supuesta ideologización del pasado histórico, con lo que olvidan que ese pasado solo es patrimonio y herencia común, por lo que debiera preservarse por encima de tan ridículos enfrentamientos, que son más propios del estúpido y vacuo cacareo de un patio de vecinos.
El artículo en cuestión, lo reproducimos en la imagen 1, habiendo conservado la literalidad de lo publicado, aunque quitando el titular del mismo, que solo recalcaba la lógica propaganda del grupo popular frente a sus oponentes socialistas. Algo que tampoco interesa destacar aquí, salvo la evidente posición antipatrimonialista del grupo de gobierno del PSOE local:

1, El Balcón. Partido Popular de Osuna, Sevilla. marzo de 2013.

La propuesta del PP era bastante ambiciosa, porque no solo incluía a Las Cuevas, sino también el Teatro romano, así como la desafección de la antigua Vereda de Granada que, como es bien sabido, atraviesa de oeste a este buena parte del Bien de Interés Cultural (BIC) de la antigua Urso, haciendo indispensable su cambio de uso para la salvaguarda de todos los restos patrimoniales que su tránsito diario compromete tan negativamente. Toda una acción total para el yacimiento, que no es la primera vez que provoca posiciones políticas enfrentadas en la defensa (?) de sus vestigios arqueológicos; aunque en esas divergencias subyazcan ciertos criterios interpretativos que hayan podido sembrar dudas sobre la adjudicación histórica de algunos de los objetos patrimoniales que se han venido destacando. Con ello, tampoco pretendemos justificar de ninguna manera la ‘sorprendente’ toma de posición de los regidores de Osuna, ya que lo único que nos mueve es la libre denuncia de cualquier incongruencia de los administradores  públicos en la defensa del patrimonio.
En este sentido, y para el caso de Osuna, el detalle concreto de la cueva funeraria de la Vía Sacra sigue siendo un referente paradigmático y, quizás, uno de los casos más polémicos. Este inmueble funerario, para algunos ursaonenses, no pasaría de ser más que un simple eremitorio o espacio auxiliar de los rituales religiosos propios de esa zona, pero que debieron desarrollarse desde el mismo momento en que empezó a funcionar la ermita próxima, que sabemos fue una de las fundaciones religiosas tardías de la villa, en oposición a la gran mayoría de las conocidas que lo habían sido por mor del IV Conde de Ureña durante el Renacimiento, particularmente en el siglo XVI. Sin embargo, esta ermita dataría de los inicios del siglo XVIII (1715), si atendemos a los datos aportados por Valderrama y Valcárcel en su manuscrito de 1885. Incluso se ha llegado a afirmar de la cueva que pudiera tratarse de un elemento constructivo auxiliar, pero todavía más moderno y asociable a cualquier complemento de las propias infraestructuras del Vía Crucis, que por el propio Valderrama sabemos que se recorría entre la ermita de San Sebastián (actual Parroquia de Santo Domingo), en el centro del pueblo y este sitio, a diario, en el siglo XIX. Concretamente, esas infraestructuras corresponderían con las últimas cruces del citado camino de penitencia que aún eran visible delante de la cueva en las fotos antiguas que tenemos del sitio, desde principios del siglo XX (imagen 2), debidas 

2. La Cueva de la Vía Sacra de Osuna con las cruces del Vía Crucis. A partir de un original de Pierre Paris (1903). Archivo de la Casa de Velázquez, Madrid.


a Pierre Paris, así como a otros fotógrafos más ‘familiares’ de la primera mitad de esa centuria (imagen 3), en las que sigue apreciándose tanto la cueva ya arruinada, como las cruces que la flanqueaban entre ella y la ermita.

3. Arriba, la Cueva de la Vía Sacra de Osuna a principios del siglo XX desde el sur. La flecha indica su situación. Abajo, detalle de la misma zona en una foto de los años cuarenta. A partir de una foto del Archivo Fotográfico de J. Ruiz, Osuna.


Las cruces ya desaparecieron hace un cierto tiempo, como demuestran suficientemente las fotografías más recientes y actuales (imagen 4). Pero, desde aquellas instantáneas, quienes defienden la posición de una interrelación más directa de la ermita con la cueva, no parecen reparar en que las imágenes de aquella última época, con muy pequeñas diferencias, ya mostraban un hipogeo bastante deteriorado con un importante volumen de masa pétrea desaparecida, en un momento en que la comunidad de intereses de la institución religiosa y de la cueva deberían de haber sido más parejas respecto de sus particulares estados de conservación. Por ello, su construcción debiera ser muy anterior que ese último uso y, en todo caso, hubiera de corresponder, para hacer factible la primera de las hipótesis, con una fecha mucho más cercana a la de edificación de la ermita contigua. Aunque nosotros estamos convencidos de que se trata de una arquitectura bastante más antigua.

4. La Cueva y la Ermita de la Vía Sacra de Osuna en dos imágenes de 1986 (Carlos Ortega), a la izquierda y de 2006 (J. A: Pachón). 

Somos conscientes de que la falta de excavaciones, en el entorno de esta cueva, ha impedido la obtención de otras evidencias que apoyaran con mayor verosimilitud la interpretación que ya hiciéramos para el estudio de las necrópolis rupestres de Osuna (Pachón y Ruiz Cecilia, 2006). Pese a todo, nuestra posición interpretativa ha sido recogida en otras publicaciones de diversos investigadores, pasando a sumar la nómina inventarial de espacios necropolares romanos de los conventos jurídicos cordubensis y astigitano en particular (Ruiz,  2009: 179 ss.) y de la Bética en general (Vaquerizo, 2010: 103 ss.); así como, por nosotros mismos, en una más reciente aportación (Pachón, 2011: 201, fig. 8).
Nuestra posición es clara al respecto y, en el caso concreto de la cueva de la Vía Sacra, estaríamos ante un mausoleo familiar subterráneo de época romana, cuya construcción respondería a las transformaciones edilicias que afectaron a la ciudad preexistente, una vez que la misma recibiera el estatuto de colonia latina, tras la victoria de César ante los pompeyanos. Pero a ello debe sumarse el hecho de que, desde un punto de vista patrimonial, las edificaciones que quedan de la colonia y que conocemos, coincidentes con estructuras constructivas de cierta envergadura, corresponden –en su mayor número– con las sepulturas de las necrópolis rupestres, en las que hemos querido entrever algunos diseños que responden a normalizaciones arquitectónicas muy ortodoxas y que remiten, sin muchas dudas a la época clásica, y en concreto, a la expansión edificatoria del primer impulso colonial.

5. Osuna: Cueva de la Vía Sacra: vistas frontal y latero-interior. Planta reconstruida y secciones. A partir de Pachón y Ruiz, 2006.

Ello explicaría no solo la presencia de la gran necrópolis de Las Cuevas en el extremo oriental de la ciudad, coincidente con la salida de la Vereda de Granada (Pachón, 2011: fig. 4: 18), sino la constancia de otros mausoleos funerarios similares en el extremo norte de la Osuna antigua, en el Cerro de las Canteras. Aquí, el ejemplo conocido no sería otro que la cueva funeraria de la Vía Sacra, cuyos dibujos y fotografías (imagen 5) hemos rescatado para adaptarlos a este blog desde las publicaciones anteriores (Pachón y Ruiz, 2006: portada y fig. 16; Pachón, 2011: fig. 8). Un evidente empuje constructivo en el ámbito necropolar que no puede desligarse de las fuertes inversiones que el gobierno romano tuvo que hacer para potenciar la radicación en la ciudad de los coloni latinos que vinieron de la metrópoli. Este impulso económico y edilicio quedaría reflejado en la aparición de otras cuevas sepulcrales, destacando por su gran monumentalidad la del Caracol, junto a la lujosa ornamentación pictórica de algunas otras de ellas, datables en pleno alto imperio romano. Aunque el uso de tan singular espacio funerario se extendiese a tiempos tardo-antiguos.
Las discrepancias interpretativas del monumento fúnebre de la Vía Sacra no deben servir de excusa para la paralización de medidas preventivas que puedan llevarnos a su pérdida definitiva, si no se toman medidas urgentes y extraordinarias para su consolidación, evitando la pérdida del escaso 50 % del volumen que aún permanece en pie. La regularidad en su trazado, la presencia de bóvedas rebajadas, así como la existencia de arcosolios y nichos laterales son evidencias más que contrastadas para justificar una suficiente antigüedad de la construcción y la necesidad de su conservación, como paradigma singular del patrimonio ursaonense. Las concomitancias formales que entre este hipogeo encontramos con muchos otros ejemplos del resto de Las Cuevas de Osuna, explicarían un origen y uso común en ambos núcleos funerarios, por lo que las cautelas preventivas y conservacionistas deberían ser máximas al respecto.
Desgraciadamente, la situación parece otra. La pugna pública entre grupos municipales de dispar ideología ha acabado legitimando actuaciones contra los bienes culturales, en las que nuestros representantes políticos no pueden seguir mirando para otro lado, mientras la herencia patrimonial continua desapareciendo y deteriorándose. Osuna tampoco debe permitir mantenerse en una actitud tan perniciosa, que lleva demasiado tiempo de espaldas a sus vestigios arqueológicos. Las construcciones ilegales en el BIC de Urso han seguido multiplicándose, ante la inacción de las sucesivas corporaciones municipales. La mayor parte de Las Cuevas siguen bajo tutela privada y con un uso inadecuado de sus espacios mortuorios. El teatro romano, también bajo uso privado, está prácticamente abandonado. Por último, la Cueva de la Vía Sacra, de titularidad pública seguirá arruinándose, con la amenaza de inminente peligro de colapso, mientras nuestros responsables políticos siguen inmersos en pueriles enfrentamientos municipales, en los que parar cualquier iniciativa contraria es el único objetivo políticamente reconocible y deseable para la mayor parte de los ediles, por muy lamentable que pueda parecernos. 
En fin, esperemos que en un futuro no demasiado lejano puedan demandarse responsabilidades ante actuaciones tan negativas. Ni Osuna, ni Andalucía, ni España, ni el patrimonio arqueológico mundial merecen gestores tan incapaces, por mucho que sus cargos hayan sido provistos mediante mecanismos totalmente democráticos. Los ciudadanos merecemos garantes plenamente eficaces en la defensa del patrimonio común, cualquier otra cosa, y más en este caso particular, no sería sino simple prevaricación.


Bibliografía

PACHÓN ROMERO, Juan Antonio. 2011. “De la Urso tardo-republicana a la Colonia Genetiua Iulia. Un análisis desde la historiografía y la arqueología”. En Julián González y José Carlos Saquete (eds.) Colonias de César y Augusto en la Andalucía romana. Hispania Antigua. Serie Historica, 6. L’Herma di Bretschenider. Roma, pp. 187-222.
PACHÓN ROMERO, Juan Antonio y RUIZ CECILIA, José Ildefonso. 2006, Las Cuevas de Osuna. Estudio histórico-arqueológico de una necrópolis rupestre de la Antigüedad. Patronato de Arte de Osuna. Biblioteca de los Amigos de los Museos. Osuna.
RUIZ OSUNA, Ana B. Topografía y monumentalización funeraria en Baetica: Conventus Cordubensis y Astigitanus. Universidad de Córdoba. Servicio de Publicaciones. Córdoba.
VALDERRAMA Y VALCÁRCEL, Antonio, 1885. Memorial de algunos documentos no publicados ni impresos hasta hoy, pertenecientes a antigüedades de esta Villa de Osuna. Manuscrito inédito, Osuna.
VAQUERIZO GIL, Desiderio, 2010. Necrópolis urbanas en Baetica. Documenta, 15. Universidad de Sevilla e Institut Català d’Arqueologia Clássica. Tarragona. 

1 comentario:

  1. interesante, y triste, historia. y lo peor es que si hubiera sido al contrario... la historia hubiera sido la misma.
    los políticos miran para su ombligo, y no parecen que sean capaces de ver nada más allá.

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