1. Panorámica actual (© J.A. Pachón, 2017) de la fachada oeste de la Colegiata de Osuna, desde el maltrecho Higueral. El abombamiento del terreno hacia la parte central de la plataforma, donde se asienta el monumento, oculta los restos de la escalinata renacentista que acompañaron la edificación original de la primera iglesia de la villa sevillana.
Para cualquier visitante que se acerque hoy a los alrededores del templo de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna, nada parece recordar que ninguna escalera monumental hubiese acompañado nunca a esta gran edificación, cuya imagen tradicional en los dos últimos siglos ha sido básicamente una mole pétrea rodeada de un balcón perimetral, asomado a un fondo vegetal de chumberas (Higueral). Pero hoy sabemos que, en el siglo XVI, la construcción se concibió junto con dos escaleras monumentales, situadas en el centro del flanco oeste y en la esquina del lateral suroccidental, dando posiblemente acceso a alguna de las calles que, por la ciudadela medieval, comunicaban la parte alta de la villa (Castillo, Universidad y Colegiata) con las nuevas vías renacentistas que confluían y dimanaban desde, y hacia, la Plaza Mayor.
Pero la documentación existente en los bien provistos fondos archivísticos de Osuna son bastante claros sobre la construcción de esas escaleras en el primer Renacimiento (s. XVI), cuando el programa edilicio del IV Conde de Ureña, D. Juan Téllez Girón, estaba en su apogeo. Estas escaleras siguieron funcionando en los dos siglos siguientes, como prueba la vista de la Colegiata recogida en el cuadro sobre el martirio del patrón de Osuna, que se conserva en la ermita de San Arcadio de la localidad, fechado probablemente en época dieciochesca. La ruina de esas escaleras debe achacarse a las transformaciones del entorno de la Colegiata, que se hicieron durante la ocupación francesa en la primera década del siglo XIX, cuando esos espacios se fortificaron y aislaron del entorno urbano más inmediato, obligando a romper el nexo de unión entre esos dos ámbitos que representaban las escaleras renacentistas de la Colegiata. Posteriormente, el abandono de los vestigios arruinados de las escalinatas, llevaron a la desaparición material y visual de las mismas, hasta el día de hoy, renunciando a la recuperación de esa parte del monumento, posiblemente por la crisis económica que sumió al país durante la Guerra de la Independencia y durante el reinado absolutista de Fernando VII. Todo, pese a que todavía quedaban restos más que recuperables, como señalaba el plano de Osuna que, en 1826, dibujara el Asistente Arjona y en el que esas escaleras aún eran bien visibles.
De todo ello trata el artículo que incluimos este año en el número 19 (diciembre de 2017) de Cuadernos de los Amigos del Museo de Osuna, pp. 101-111, bajo el título: "Las desaparecidas escaleras monumentales de la Colegiata de Osuna", de la que reproducimos más abajo su contenido, del que puede haber alguna pequeña diferencia en el montante de páginas y de imágenes respecto del trabajo publicado, tras la maquetación general de la revista.
La pérdida de la masa vegetal del Higueral y su segura e irrecuperable pérdida, abren una vía de esperanza para programar un proyecto de restauración histórico-arqueológica de estos bienes inmuebles, cuya recuperación aportaría un valor añadido al símbolo cultural de Osuna, como lo viene siendo su Insigne Colegiata. Las instituciomes públicas y los responsables culturales del municipio tienen ahora la palabra.
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