jueves, 29 de diciembre de 2016

EN TORNO A UNAS PINZAS CALADAS IBÉRICAS DE OSUNA (SEVILLA)

En el último número de Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, 18 (diciembre 2016), pp. 61-68, hemos publicado una referencia sobre un antiguo hallazgo de unas pinzas caladas de bronce de origen ibero-turdetano que, por las evidencias que acompañaron su localización, permiten atribuir al yacimiento de la antigua Osuna la situación de una de las necrópolis prerromanas. Un dato muy interesante, al permitir completar el paisaje funerario de la importante ciudad turdetana.

Página primera de la publicación

Para una mejor lectura del mismo, publicamos ahora, literal y completamente, el contenido de la aportación (https://www.researchgate.net/publication/311909880_PINZAS_METALICAS_CALADAS_DE_LA_NECROPOLIS_IBERO-TURDETANA_DE_LAS_ALCAIDIAS_OSUNA):

PINZAS METÁLICAS CALADAS DE LA NECRÓPOLIS IBERO-TURDETANA DE LAS ALCAIDÍAS, OSUNA.

JUAN A. PACHÓN ROMERO 
Arqueólogo

1. Zona arqueológica a oriente de Osuna, con la situación de algunas de las localizaciones clásicas de la arqueología del yacimiento. (A partir de la imagen del vuelo americano de 1956).

    No hace demasiado tiempo, con motivo de una aportación en estas mismas páginas sobre el hallazgo de elementos de un carro orientalizante o derivado (Pachón, 2011), aludíamos a los restos de una de las necrópolis donde se enterraron los difuntos de la pretérita Osuna, en tiempos ibero-turdetanos, al noreste de la muralla Engel/Paris. Así completábamos la información sobre los espacios funerarios de ese momento que ya habíamos considerado en una anterior entrega en idéntico espacio editorial, en la que analizábamos la posibilidad de una dualidad habitacional en la pretérita Osuna, precisamente entre los lugares del cerro de La Quinta y Los Paredones (Pachón, 2009). La idea, giraba en la posibilidad de que el espacio intermedio entre aquellos dos altozanos podría haberse ocupado por un área necropolar que podría extenderse entre los límites más al este de la ladera oriental del cerro de Los Paredones y la sur occidental del de La Quinta. Los vestigios arqueológicos podrían  evidenciar cómo esa necrópolis se ubicaría en las cotas más bajas de esta  última elevación toponímica y que pudiera alcanzar –al menos– hasta la zona meridional del entorno del muy conocido Baño de La Reina, que se localizaría en una cota más elevada respecto del terreno más bajo que se extiende hacia el sur. Exactamente ahí, en el cambio de vertiente que encontramos hoy a la derecha del barriada de la Farfana Alta y esa pequeña plataforma del baño/impluvium citado, se produjo el hallazgo con el que iniciamos el título de este trabajo (Fig. 1 y 2: 1). Todo ese espacio se ha venido llamando con alguna imprecisión ‘Alcaidías’, pero  indefinición  aplicable a la verdadera extensión de la necrópolis que indicamos. Bien es verdad que, en esa catalogación necropolar, contamos con  hallazgos muy escasos, básicamente superficiales, mientras la documentación disponible sobre los mismos resulta también bastante limitada. Así, tampoco es seguro que la totalidad de la superficie necropolar fuese de un extremo al otro de los dos puntos señalados, pues faltarían hallazgos contrastados en los espacios intermedios, aunque ello sería lo más lógico y deberían comprobarse en un futuro si se acometiese una intervención arqueológica al efecto. De hecho, sí sabemos que la franja inferior (occidental) de la plantación que vemos a la izquierda de la imagen (Figura 1), compuesta por unas hileras de olivar con orientación de noreste a suroeste, señalaría el límite con un espacio de tierra calma más oriental, donde en la década de los sesenta del siglo pasado ya se habían levantado algunas plantaciones de olivos y se estaban introduciendo sistemas de labor agrícola profundas, que sacaban a la luz esporádicos restos cerámicos, conformados por fragmentos de vasijas y fondos hundidos típicamente ibéricos o ibero-turdetanos, pero de filiación claramente funeraria.

2. Zona arqueológica del yacimiento, según una imagen de Google earth del año 2004, en la que se indica el lugar del hallazgo de las pinzas estudiadas.

La unión de este espacio con el del hallazgo de las pinzas de bronce (Figura 2) que nos ocupa (Pachón, 2002: fig. 13), en una zona donde nunca han sido demasiado abundantes otras recuperaciones arqueológicas superficiales, que sí lo son en otros ámbitos claramente habitacionales del resto del yacimiento, supone también un indicio añadido de que toda esa zona pudo tener un uso necropolar antiguo, enlazando el área propiamente de Las Alcaidías con las laderas perimetrales de La Quinta, donde se recogieron los fragmentos de las urnas funerarias que antes indicábamos. Tampoco es importante que en esta amplia zona pudieran existir igualmente elementos estructurales y materiales posteriores de época romana, ya que estamos hablando de un ámbito mortuorio prerromano que pudo usarse más tarde como lugar de extensión del área urbana de la colonia, superpuesta a la precedente funeraria. En este sentido, es indudable que el  arrasamiento de las posibles construcciones o derrubios romanos haya acabado mostrando los restos de algunos de los rellenos inferiores, por ende, más antiguos que los que se les acabaron superponiendo.

3. Pinzas ibéricas caladas de las necrópolis de La Serreta de Alcoy, Alicante (1); La Osera en Chamartín, Ávila (2); Las Alcaidías de Osuna, Sevilla (3) y Los Torviscales de Fuente Tójar, Córdoba (4). 
© Museo de Alcoy (https://www.alcoi.org/es/areas/cultura/museo/colecciones/coleccion_0005.html#prettyPhoto[cultura_iberica]/18/); MAN (Inv. 1968/81/I/T.D/I/3); J.A. Pachón Romero y D. Vaquerizo Gil, respectivamente.


ANÁLISIS COMPARATIVO

Las pinzas que traemos a colación (Fig. 3: 3) son un instrumento metálico compuesto por una fina lámina de hierro, o cobre/bronce, doblada por su mitad, reservando un espacio hueco en la doblez y flexionando el borde abierto exterior de ese hueco para conseguir un fleje con la suficiente tensión mecánica con la que el resto de la lámina doble restante (brazos o palas) pueda mantener sus bordes abiertos y permitir una presión suficiente para unirlas y sujetar lo que se quiera manipular entre ellas, como todavía hoy se hace con las pinzas modernas de depilar o de funcionalidad diferente.
Aunque desde la antigüedad hubo pinzas similares a las actuales de uso higiénico, las que estudiamos son de mayor dimensión y, en este caso concreto, se muestran con la suficiente anchura en sus brazos como para permitir la presencia de determinadas decoraciones caladas en el metal. Este último detalle las diferencia no solo de las pinzas lisas que son las más abundantes, sino de muchas otras que decoraron la superficie de los brazos con otros elementos sin calar, como lo fueron básicamente el grabado y el repujado. Otras  soluciones estéticas con técnicas más complejas, como la incrustación y la mezcla de materiales diversos, han sido más opacas para la investigación arqueológica, ya sea por la escasa incidencia de su uso en estos utensilios, o porque reservaron su empleo para la orfebrería en objetos menos utilitarios y de mayor ornato personal (De la Bandera, 1989) y en otros elementos del resto de la metalistería (Jiménez, 2002) que también eran bastante más suntuarios. La pinza calada de Osuna, como algunas otras similares, conjugaron ese calado con líneas punteadas alrededor de los mismos.
Muchas de las pinzas se han conservado incompletas, pero las que mantienen todos sus elementos presentan embutida en el cilindro superior una argolla irregular (Fig. 3: 1, 2 y 4). Formada por un cordón de sección cilíndrica del mismo metal, constituye un elemento de sujeción para colgarlas, mientras que su perfil es piriforme en la mayor parte de los casos constatados. Es probable que fuese un aditamento genérico en cada espécimen, por lo que su ausencia en ciertos ejemplares podríamos achacarlo a las propias vicisitudes vitales del mismo, como pudo ocurrir con el ejemplar de Osuna, aunque tampoco sea el único conocido.
Otra cuestión es la contextualización de las pinzas metálicas analizadas, elemento fundamental a la hora de su valoración cronológica y cultural, ya que en el caso de Osuna, cuya recuperación fue totalmente aislada, es imprescindible su cotejo con otros hallazgos mejor conocidos, de los que deducir su más adecuada conceptualización.
En la Península Ibérica, las pinzas son conocidas desde fines del Bronce, como hemos podido constatar directamente en nuestras excavaciones en el Cerro de la Mora (Moraleda de Zafayona, Granada); y como también se comprobó  en el cercano yacimiento de Cerro de los Infantes, en Pinos Puente, Granada (Mendoza et al., 1981: 178, fig. 12d). Aunque para ese momento, los ejemplares son de muy pequeño tamaño, siempre de cobre/bronce  y caracterizadas a veces por la presencia de un pasador metálico, que mantenía las aletas cerradas cuando estaban sin uso. En ese contexto, tampoco ha sido inhabitual verlas representadas en estelas decoradas de ese mismo momento (Díaz-Guardamino, 2012), formando parte de lo que se ha interpretado casi siempre como el ajuar-tipo de los guerreros de la época. Este dato es importante, habida cuenta de que, cuando se alcance la época ibérica, las pinzas también acabaron formando parte de ajuares funerarios específicamente guerreros, con independencia de su incidencia en distintas áreas sociales y económicas.
Relacionado, directa o indirectamente, con esta época de finales de la prehistoria,también estuvieron presentes tales artilugios en época tartésica (Torres, 2008: 540-41), tal vez coincidiendo con las representadas en las estelas decoradas, como puede verse en alguno de los recientes hallazgos funerarios de La Angorrilla en Alcalá del Río, Sevilla (Ferrer y de la Bandera, 2014: 477-480), donde su presencia se reparte entre los ejemplares broncíneos y los de hierro, al amparo ya de las influencias tecnológicas derivadas del contacto con el mundo fenicio. Aunque estas pinzas, al menos por lo que conocemos, eran de pequeño tamaño y perduraron tiempo después hasta momentos púnicos, ibéricos y posteriores.
De un momento intermedio, por poner un ejemplo más, estarían también algunas pinzas que se recuperaron en una necrópolis de filiación fénico-púnica, datable al menos en el siglo VI a.C. y que se localizó en el sitio del Cortijo de las Sombras, en el municipio malagueño de Frigiliana (Arribas y Wilkins, 1969: 221, 234; figs. 5: 3.3 y 8: 4), también en bronce, aunque la importancia de tales objetos debía estar aumentando, si consideramos que las dimensiones ya sobrepasan los 6 cm. Probablemente en este momento ya debieron hacerse corriente las producciones en otros metales como el hierro, cuyo uso se había venido extendiendo desde el inicio de la presencia fenicia en el sur peninsular y hemos comprobado en espacios necropolares de estos momentos, o de su periferia cultural previa, como en los ajuares funerarios tartésicos de la necrópolis ya citada de La Angorrilla.
Pero, pasando a tiempos ibéricos, es cuando la producción de pinzas alcanza su estadio más llamativo, al alcanzarse dimensiones de cierta prestancia, así como decoraciones que superaban el uniforme horizonte estético de los ejemplares lisos. Para ello, debe entenderse que el tamaño no podía ser algo baladí, sino algo buscado para disponer del suficiente espacio ornamental. Esto no supuso un abandono de los modelos más sencillos, pero sí una variabilidad dimensional y decorativa que hace de este momento el más interesante desde el punto de vista del diseño decorativo, como puede apreciarse en las pinzas reunidas para nuestra tercera imagen.
En tiempos ibéricos, la relación de ciertas pinzas con contextos arqueológicos cerrados ha permitido, no solo detallar más significativamente la cronología de algunos de sus representantes, sino articular una explicación de las mismas dentro de la sociedad ibérica, donde debieron alcanzar una importante significación para algunos grupos sociales de este periodo prerromano. Así, ha sido habitual contextualizar bastantes pinzas en ajuares funerarios, en los que la presencia de armas aluden a conjuntos estrictamente guerreros, para los que esas pinzas debieron significar algo. Indudablemente  no podemos considerarlas un elemento más de la panoplia de los iberos (Sandars, 1913), por lo que no han sido destacadas en ese sentido por ninguna de las referencias más paradigmáticas disponibles (Quesada, 1997), ya que no son -evidentemente- un arma, pero sí merecería destacarse su abundante permanencia funeraria entre ellas.
Desde nuestro punto de vista, esa incidencia de las pinzas en tumbas de guerreros debe responder a alguna razón, aunque tampoco debe entenderse por ella que estos utensilios solo aparezcan en espacios fúnebres, ya que también han sido habituales en los poblados. De la misma manera, tampoco son exclusivas de los enterramientos las armas iberas, sino que su representación en los hábitats también ha venido siendo debidamente destacada (Quesada, 2010). Sí parece más evidente que los ejemplares muy decorados, como estos que aquí señalamos, con calados en sus brazos, podrían haber tenido una consideración elevada, apropiada al prestigio que los guerreros alcanzaron en la época, por lo que su presencia en tumbas con ajuares donde es constante la inclusión de armamento harían valer aquella relación.
Tomando como referencia los hallazgos de la necrópolis de El Cigarralejo (Cuadrado, 1987), que luego completaremos con la referencia de los otros casos decorados, encontramos unas pinzas caladas  parecidas a algunas de nuestra figura 3. Se encontró en la tumba nº 1 de la necrópolis murciana, acompañada de una falcata, una punta de lanza, una fíbula anular de bronce, otras pinzas lisas con argolla y una urna cerámica pintada con los habituales ornamentos geométricos ibéricos (Fig. 4). Aquí es indudable su relación con contenidos ajuáricos propios de un guerrero, en una sepultura datada en la primera mitad del siglo IV (375-350 a.C.) y cuya similitud con las pinzas decoradas de Osuna y, más aún, con la de La Osera, es evidente. Lo peculiar de la tumba con la presencia de un par de pinzas, caladas y lisas, relacionadas con un guerrero ibero, es una circunstancia para considerar, aunque en este cementerio no es única.

4. Ajuar de la tumba nº 1 de El Cigarralejo (pinzas: 5-6). A partir de un original de E. Cuadrado (1978: fig. 26).

Hay otras pinzas caladas en esta necrópolis, pero la posible relación de otro ajuar de guerrero con un ejemplar liso es puesta en solfa por los excavadores del cementerio, al indicar la imposibilidad de separar claramente los contenidos de las tumbas 53 y 54 (Cuadrado, 1978: 167), en las que (concretamente la última) se asoció bajo esa circunstancia otro conjunto de armas con una fíbula lisa que, dadas las condiciones del hallazgo, no podemos considerar fiablemente en este debate.
De todos modos, los ejemplares lisos del Cigarralejo amplían su distribución social en la necrópolis. Así, encontramos hallazgos en tumbas de posibles guerreros o incluso en enterramientos claramente femeninos. Esto ha ocurrido en varias ocasiones, como se constata en la tumba 100 (Cuadrado, 1978: 233-234), que sus excavadores indicaron también de guerrero, pero igualmente con reservas y conteniendo dos pinzas de regular tamaño (Fig. 5); en cambio, en las sepulturas 133 y 281 (Cuadrado, 1978: 282-283, fig. 112; y 489, respectivamente) con sendas pinzas lisas, la primera pequeña y la segunda más grande, de hierro, se estimó que correspondían a individuos femeninos y, evidentemente, sin ninguna relación castrense. Estos últimos cuatro ejemplares de pinzas lisos, también tendrían una cronología similar a la  que  antes indicamos para la primera tumba referida, dentro de la cuarta centuria a. C.

5. Tumba 100 de El Cigarralejo con sus dos pinzas lisas (1 y 2). A partir de un original de E. Cuadrado (1978: fig. 90).

Quedaría aún otra tumba más (nº 312) con pinzas lisa, muy pequeña, que apareció asociada en este caso a un enterramiento de guerrero, en el que el ajuar incluía un escudo, del que se conservaba la manija de hierro, otra falcata, un pequeño vaso cerámico, una fíbula anular de bronce y una punta de lanza. Todo un conjunto de clarísima raigambre militar, que fue fechado en el primer cuarto del siglo IV a.C. (Cuadrado, 1978: 525, fig. 228).
Finalmente, alcanzando una época, ligeramente más reciente, probablemente de fines del siglo IV o primera mitad del III a.C., también en El Cigarralejo, existe otra tumba que de nuevo contenía una pinza calada, algo deteriorada, con una aparente decoración menos historiada que la primera, pero que también perteneció a un guerrero (Fig. 6). Se trata de la sepultura 283 (Cuadrado, 1978; 492), en la que el contenido de armas de hierro es abrumador por su falcata, asa de escudo, regatones y puntas de lanza y venablo.  Junto con la primera de las sepulturas de esta necrópolis, ambas característicamente guerreras, la presencia de las dos pinzas caladas del yacimiento, estaría apoyando la tesis de que este tipo decorado pudo conformar un ítem con valor añadido, que pudiera haber funcionado como elemento de prestigio, asociado a determinados grupos de importancia social como fueron los guerreros en el mundo ibero y, especialmente, con ciertos de ellos. Pero la ausencia en el Cigarralejo de ejemplares calados, fuera de estos enterramientos de guerreros, parece proporcionar igualmente una prueba de que la relación de los grupos armados iberos con este tipo  de pinzas no debió ser algo casual. Una asociación que podría sustentarse también con algunos de los otros ejemplos que aquí reunimos.

6. Tumba de guerrero de El Cigarralejo con pinzas caladas (nº 7). A partir de un original de E. Cuadrado (1987: fig. 213).

Esta evidencia que asimila pinzas caladas y guerreros se hace patente también fuera del ámbito ibérico, pero indudablemente como reflejo de una ósmosis cultural que lo ibero ejerció sobre otros pueblos indígenas peninsulares de la Meseta Norte. Es el caso de las pinzas de la Osera, donde se recuperó el ejemplar recogido en la figura 3, procedente de la tumba  1241, así como el fragmento de otra, de similares características de la sepultura 1297. Ambas estaban inéditas desde las excavaciones de 1932/1933 por J. Cabré (Cabré et al, 1932 y 1950), hasta que fueron publicadas a fines del siglo pasado (Cabré y Morán, 1990). Su morfología decorativa encaja con el caso de Osuna y de Cigarralejo-1, explicándose este hallazgo tan septentrional (Ávila) por las relaciones comerciales de los pueblos vettones con las regiones más meridionales ibéricas. En este caso, los ajuares de referencia abundarían igualmente por una cronología cercana a los ejemplos anteriores, que en este caso se centró en el segundo cuarto del siglo IV a.C.
Pero no queremos olvidar tampoco, cómo la Meseta ofrece otras muestras de pinzas lisas que también aparecieron con ajuares típicamente guerreros, lo que abundaría en nuestra teoría y cómo esa relación pudo extenderse entre poblaciones que no fueron estricta y culturalmente iberas. Nos referimos, entre otras, a las pinzas necropolares de la provincia de Soria: en Quintanas de Gormaz, con dos ejemplares respectivamente de hierro y bronce (Schüle, 1969: taf. 32,15 y taf: 60,7); otras dos de bronce de La Mercadera, tumba 51 (Schüle, 1969: taf. 49, 10-11). Además, de otra en bronce de Ávila,  (Las Cogotas), en la sepultura 383 (Schüle, 1969: taf. 115: 21).
Pero con aquellas últimas pinzas decoradas de La Osera se cierra el conjunto, morfológica y decorativamente uniforme, de representantes peninsulares de pinzas que conocemos con calados ornamentales similares, entre los que las fórmulas estéticas más cercanas solo coinciden en Cigarralejo, Osera y Osuna, con el aliciente de que la pieza sevillana es, de las tres, la única que conserva el diseño completo de tallos vegetales curvos y las dos medias lunas caladas en los extremos, una de las cuales falta en los hallazgos murciano y abulense. En Andalucía, es el caso de Osuna el único que conocemos de estas características estéticas, ya que el otro ejemplar reconocible, el procedente de Fuente Tójar (Fig. 3: 4), solo basa su composición geométrica en formas arriñonadas, también caladas, pero conformando un diseño cuadrangular más simple de motivos opuestos, que trasladan sus curvas al borde de los brazos. Estas pinzas proceden de una tumba (Vaquerizo, 1986a), menos espectacular que sus homólogas murcianas; pero su contenido (Fig. 7) fue suficiente como para arriesgar una cronología que también podría alcanzar los siglos IV/III a.C. (Vaquerizo, 1986b). La problemática de esta sepultura es que sus investigadores hablan de una deposición múltiple, a la que le dan una mixtura femenina/guerrera que no permite tan claramente la asociación castrense que parece desprenderse de las pinzas caladas de El Cigarralejo.

7. Ajuar fúnebre ibero con pinzas caladas de Los Torviscales de Fuente-Tójar, Córdoba (Vaquerizo, 1986a: 43).

Por otra parte, quedaría el caso aún más singular de las pinzas caladas de la zona oriental peninsular, concretamente la procedente de la necrópolis ibérica del asentamiento de la Serreta de Alcoy (Cortell et al., 1992: 111, fig. 17, 4) que recogemos también en nuestra figura 3:1. Las pinzas se recuperaron, en este caso, en la tumba 11 de ese cementerio, donde también fue fácil su relación con una sepultura de guerrero, por la presencia de falcata, lanza,  manija y umbo de escudo (Prats, 1993; Aura y Segura, 2000: 210), que no solo justificarían esa adscripción, sino que aludirían a un enterramiento de indudable prestigio de un personaje militar muy reconocido, al tiempo que explicaría esas originales pinzas, la más ricamente decorada con calados de todas las que hemos podido conocer. Un extraordinario carácter del enterrado, como acusa la profusa decoración del propio elemento central del escudo, también de bronce, que presenta una orla vegetal  bastante más compleja que la que estamos viendo en nuestras pinzas; aunque muchos de sus calados, vistos aisladamente, muestran perfiles similares y paralelizarían las técnicas artesanas de las mismas con  ese arma de defensa de la tumba de Alcoy (Figura 8). Un mismo mundo cultural, muy extendido en el solar ibérico.

8. Umbo central del escudo de la sepultura 11 de la necrópolis de la Serreta de Alcoy. Según dibujo de Cortell et al. (1992) y fotografía de Aura y Segura (2000).

Pero en las pinzas de Alcoy, se trata de un diseño decorativo geométrico exclusivamente, por lo que aquí sí se aleja del patrón más naturalista de Cigarralejo, Osera y Osuna, que siguieron una pauta estética que optó por la representación esquematizada de una cenefa calada de diseño vegetal, en la que se observan tallos curvos que podrían estar relacionados con los zarcillos que pueblan las ramas de muchas plantas trepadoras, como la vid. Una especie cultivada que, con su producto directo, el vino, alcanzó una gran trascendencia en el modo de vida de la época, tanto en lo económico como en las creencias, ritos sociales y religiosos (Quesada, 1994; Muñoz, 2012) para acabar impregnando los gustos estéticos ibéricos, como reflejan los objetos metálicos que hemos analizado.
La imbricación de la flora en la cultura material de tiempos iberos se ha estudiado en otro sitio suficientemente (Mata et al., 2010) y, aunque el tema de las pinzas caladas de bronce no encontrara en aquel estudio el acomodo necesario, al hilo de este planteamiento indagatorio, creemos haber reunido datos suficientes para reivindicar de nuevo una lectura que ya había esbozado Cuadrado y, más tarde, Cabré y Morán (1990), relacionando estas series decorativas de las pinzas con otros espacios estéticos como el de los damasquinados de las armas, las guardas de las mismas o, incluso, algunos broches de cinturón, igualmente reconocibles dentro de la cultura ibérica.

CONSIDERACIÓN FINAL

El recorrido que acabamos de hacer, al hilo de las pinzas de bronce de Osuna, ha significado comprobar que se trata de utensilios de época ibérica, que en nuestro caso cabría decir turdetana o ibero/turdeta, y que tuvieron una especial vigencia durante los siglos IV-III, pese a no descartar una pervivencia posterior.
Por otro lado, creemos demostrada la especial relación que tuvieron como elemento de ajuar funerario de guerreros, especialmente los ejemplares con decoración calada, como es el caso de las Alcaidías. Que una gran mayoría de las pinzas conocidas proceden de enteramientos y las de Osuna, así debieran interpretarse, al proceder de un lugar donde la acumulación de material arqueológico no puede interpretarse como un hábitat al uso y las propias referencias del hallazgo, hablan de una recuperación entre tierras cenicientas con abundancia de restos quemados propios de una tumba.
Este hecho es muy significante para el yacimiento de Osuna, puesto que extiende nuestro conocimiento sobre la existencia de nuevas zonas necropolares prerromanas en el yacimiento, ampliando el conocimiento que se tiene al respecto (Escacena y Belén,1994: 247-248), como nosotros mismos habíamos venido estudiando y avanzando respecto de este y otros hallazgos.
Estas circunstancias representan ir abandonando viejas teorías sobre la ausencia de enterramientos y necrópolis ibero-turdetanas en la Baja Andalucía como se había postulado (Escacena, 1989). Un debate en el que no hemos sido ajenos para confrontarlo y que los datos arqueológicos, así como otras investigaciones, no han dejado de corroborar (Quesada, 2008).
En definitiva, con las pinzas de Osuna, se vuelve a demostrar que la Urso prerromana, ibérica y turdetana dispuso de varias necrópolis, de las que una debió estar en la zona de las Alcaidías. En ella, la presencia de objetos como el estudiado, ejemplifica la relación comprobada con una sociedad en la que los guerreros fueron un eje fundamental. Algo que ya conocíamos por los célebres relieves del garrotal de Postigo, pero que ahora sabemos responderían a una tradición de la que esas pinzas y el cementerio de procedencia debieron ser un antecedente de referencia. 

BIBLIOGRAFÍA

ARRIBAS PALAU, A. y WILKINS, J. (1969): «La necrópolis fenicia del Cortijo de las Sombras (Frigiliana, Málaga», Pyrenae, 5. Barcelona, pp. 185-244.
AURA TORTOSA, J.E. y SEGURA MARTÍ, J.M., coord. (2000): Catálogo: Museu Arqueològic Municipal Camil Visedo Moltó, Alcoi. Ajuntament y Caja de Ahorros del Mediteraneo, Alcoi.
CABRÉ AGUILÓ, J., CABRÉ HERREROS, Mª E. y MOLINERO PÉREZ, A. (1950): El castro y la necrópolis del Hierro Céltico de Chamartin de la Sierra (Avila). Acta Arqueológica Hispánica, V. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, Madrid.
CABRÉ AGUILÓ, J., MOLINERO PÉREZ, A. y CABRÉ HERREROS, Mª E. (1932): La necrópolis de La Osera. Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, XI, 1932.
CABRÉ HERREROS, Mª E. y MORÁN CABRÉ, J.A. (1990): «Pinzas caladas ibéricas ‘tipo Cigarralejo’ en la necrópolis de La Osera (Ávila)», Verdolay, 2, pp. 77-80.
CORTELL PÉREZ, E., JUAN MOLTÓ, J., LLOBREGAT CONESA, E.A., REIG SEGUÍ, C., SALA SELLÉS, F. y SEGURA MARTÍ, J. Mª (1992): «La necrópolis ibérica de la Serreta: resumen de la campaña de 1987», Estudios de Arqueología Ibérica y Romana. Homenaje a Enrique Pla Ballester. Servicio de Investigación Prehistórica, Serie de Trabajos Varios,  89. Diputación Provincial, Valencia, pp. 83-116.
CUADRADO DÍAZ, E. (1987): La necrópolis Ibérica de ''EL Cigarralejo " (Mula, Murcia), Bibliotheca Praehistorica Hispana, XXIII, CSIC, Madrid.
DE LA BANDERA ROMERO, Mª L. (1989): La joyería prerromana en la provincia de Sevilla. Diputación Provincial. Sevilla.
DÍAZ-GUARDAMINO, M. (2012): «Estelas decoradas del Bronce Final en la Península Ibérica:datos para su articulación cronológica», en J. Jiménez Ávila (ed.), Sidereum Ana II. El río Guadiana en el Bronce Final. Anexos de AEspA, LXII, Mérida, pp. 389-416.
ESCACENA CARRASCO, J.L. (1989): «Los Turdetanos o la recuperación de la identidad perdida». Tartessos. Arqueología protohistórica del Bajo Guadalquivir. Barcelona, pp. 433-476.
ESCACENA CARRASCO, J.L. y BELÉN DEAMOS, Mª (1994): «Sobre las necrópolis turdetanas». Homenaje al Prof. Presedo. Universidad de Sevilla. Sevilla, pp. 237-265. 
FERRER ALBELDA, E. y DE LA BANDERA ROMERO, Mª L. (2014): «Las pinzas», en A. Fernández Flores, A. Rodríguez Azogue, M. Casado Ariza y E. Prados Pérez (coord.), La necrópolis de época tartésica de la Angorrilla, Alcalá del Río, Sevilla. Universidad de Sevilla. Secretariado de Publicaciones. Sevilla, pp. 477-480.
JIMÉNEZ ÁVILA, J. (200-2): La toréutica orientalizante en la Península Ibérica, Madrid.
MATA PARREÑO, C., BADAL GARCÍA, E., COLLADO MATAIX, E. y RIPOLLÉS ALEGRE, P.P. (2010): Flora Ibérica. De lo real a lo imaginario. Servicio de Investigación Prehistórica del Museo de Prehistoria de Valencia, Serie de Trabajos Varios, 111. Diputación Provincial, Valencia.
MENDOZA EGUARAS, A., MOLINA GONZÁLEZ, F., ARTEAGA MATUTE, O. y AGUAYO DE HOYOS, P. (1981): «Cerro de los Infantes (Pinos Puente, Granada). Ein Beitrag zur Bronze und Eisenzeit in Oberandalusien», Madrider Mitteilungen 22, Heidelberg, pp. 171-210.
MUÑOZ FERNÁNDEZ. I.M. (2012): «El vino: diferenciador social y elemento de cohesión en el mundo ibérico», Ideología, identidades e interacción en el mundo antiguo. Universidad Autónoma, Madrid, pp. 639-647.
PACHÓN ROMERO, J.A. (2002): «Modelos de asentamiento en la Osuna prerromana», Chaves Tristán, F. (Ed), Urso a la búsqueda de su pasado. Fundación de Cultura García Blanco. Osuna, pp. 53-98. 
PACHÓN ROMERO, J.A. (2009): «El Cerro de la Quinta de Osuna. Realidad y ficción de un sitio arqueológico». Cuadernos de Amigos de los Museos de Osuna, 11. Osuna, pp. 19-24.
PACHÓN ROMERO, J.A. (2011): «¿Carros de bronce en la necrópolis prerromana de Osuna? Indicios para un debate». Cuadernos de los Amigos de los Museos, 13. Osuna, pp. 45-52.
PRATS I DARDER, C. (1993): «Procés de conservació-restauració d’un umbo ibèric de bronze del Museu d’Alcoi». Recerques del Museu d’Alcoi, 2., pp. 141-147.
QUESADA SANZ, F. (1994): «Vino, aristócratas, tumbas y guerreros en la cultura ibérica (ss. V-II a.C.)», Verdolay, 6, pp.  99-124.
QUESADA SANZ, F. (1997): El armamento ibérico. Estudio tipológico, geográfico, funcional, social y simbólico de las armas en la Cultura Ibérica (siglos VI-I a.C.). Monographies Instrumentum, 3, Montagnac.
QUESADA SANZ, F. (2008): «Entre bastetanos y turdetanos: arqueología ibérica en una zona de fronteras», Ier Congreso Internacional de Arqueología Ibérica Bastetana. Universidad Autónoma de Madrid. Varia 9: pp. 147-177.
QUESADA SANZ, F. (2010): «Las armas en los poblados ibéricos. Teoría, método y resultados», Gladius.Estudios sobre armas antiguas, arte militar y vida cultural en oriente y occidente, XXX, pp. 17-42.
SANDARS, H. (1913): The Weapons of the Iberians.  The Society of Antiquaries of London. Oxford.
SCHÜLE, W. (1969): Die Meseta-Kulturen der Iberischen Halbinsel. Madrider Forschungen, 3. Deutsche Archäologisches Institute. Berlin.
TORRES ORTIZ, M. (2008): «Las pinzas», en M. Almagro-Gorbea (dir), La necrópolis de Medellín: II.  Estudio e interpretación de los hallazgos. Real Academia de la Historia, Bibliotheca Archaeologica Hispana 26-2, Madrid, pp. 540-541.
VAQUERIZO GIL, D. (1986a): «La muerte en el mundo ibérico cordobés. La necrópolis de Los Torviscales (Fuente-Tójar)», Revista de Arqueología, 63, Madrid, 1986, págs. 41-49.
VAQUERIZO GIL, D. (1986b): «Pinza de depilar en la Necrópolis ibérica de Los Torviscales», Revista de Arqueología, 66, p. 62.

❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁❁

miércoles, 28 de diciembre de 2016

NUEVO NÚMERO DE CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA

El pasado domingo 18 de diciembre tuvo lugar en la Colegiata de Osuna el XXV Encuentro de los Amigos de los Museos de Osuna. Acto, en el que entre otras cuestiones, se dió a conocer el último número de la revista de la Asociación, Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, que ya suma su ejemplar número 18. El acto se desarrolló en la nave principal del templo renacentista, con la intervención central del director del Patronato de Arte de Osuna y del director de la revista (Patricio y José María Rodríguez-Buzón Calle, respectivamente), además de los responsables de las restauraciones patrimoniales que se han venido desarrollando este año entre los muchos y muy importantes bienes muebles del Patronato.


En cuanto a la revista, este nuevo ejemplar vuelve a sorprendernos por el cuidado esmero con que se ha materializado su edición, sin perder en nada la habitual cantidad de páginas impresas a todo color, que hacen de esta publicación una de las más singulares y cualificadas en papel que puedan encontrarse todavía en el actual panorama de ediciones similares, que -desgraciadamente- resulta cada vez más escaso.


El contenido, también está en la línea habitual de su variada temática, cubriendo prácticamente toda la amplia gama de aspectos propios de la perspectiva patrimonial. En este caso, los artículos contenidos están divididos en las siguientes secciones, al margen de la Memoria anual de la Asociación: Historia, Patrimonio, Literatura y Filosofía. Un total de ciento noventa y dos páginas, de las que ciento veinticinco son las dedicadas a cuestiones patrimoniales, mostrándose el inequívoco norte que ha venido guiando la publicación desde su fundación.
Aunque sería arduo explicitar más detalladamente tan sustancial publiación, solo indicaremos aquí la presencia de dos trabajos de gran trascendencia. El primero de ellos es la publicitación de las últimas investigaciones realizadas sobre el teatro romano, del que un trabajo de J.I. Ruiz Cecilia y A. Jiménez Hernández puntualiza la potencialidad estructural de un espacio escénico del que se había dudado durante mucho tiempo de su integridad, pero que tras estas investigaciones proyectan enormes posibilidades para su estudio, recuperación, puesta en valor y uso cultural y turístico para Osuna.

El otro trabajo, es la reedición del estudio ya publicado en el Boletín del Museo Arqueológico Nacional (http://www.man.es/man/estudio/publicaciones/boletin-edicion.html) de las investigadoras I. Sánchez Marqués y M.A. Moreno Cifuentes sobre un conjunto escultórico pétreo ibérico de dicho museo (http://www.man.es/man/dms/man/estudio/publicaciones/boletin-man/MAN-Bol-2015/2015-33-Sanchez-Marques.pdf), incluyendo algunos de los fragmentos de Osuna, que arrojan nuevas posibilidades interpretativas, gracias a las conclusiones derivadas de la restauración llevada a cabo para la nueva oferta museística del MAN.

Para finalizar, solo indicar que se ha abierto una nueva página en la red sobre la Colegiata de Osuna (http://colegiatadeosuna.es/), donde inicialmenrte se estaba alojando la revista de la que hablamos, aunque aún parece que está en fase de reestructuración; por lo que puede haber ciertos problemas de acceso, que debieran resolverse en fechas próximas.

Por lo demás, felicitar a los editores de la publicación y que sigan avanzando en la línea editorial que han venido materializando, ya que somos conscientes y conocedores de los problemas que anualmente tienen que solventar para poner todos los años en la calle, en el mes de diciembre, una revista que puede señalarse como bien consolidada y de gran interés para las cuestiones patrimoniales.

jueves, 13 de octubre de 2016

CURSOS Y CONFERENCIAS ARQUEOLÓGICAS DE OTOÑO EN TORNO A FUENTES DE CESNA, OSUNA Y MONTEJÍCAR

     Otoño suele ser una época de renovación e inicio de estudios, por lo que tampoco es inusual que se produzcan acontecimientos académicos en los que la arqueología se convierte en leit-motiv de ocasionales reuniones. En ellas, se dan a conocer nuevos descubrimientos patrimoniales, intercambio de ideas sobre arqueología, excavaciones ya realizadas o en proceso de realización, futuros proyectos de investigación y cuestiones conexas que merecen una pequeña reflexión y, al menos, propagar suficientemente las noticias de su materialización o puesta en valor públicas.

     Esto es lo que pretendemos desde aquí con las tres noticias que damos a conocer y que exponemos en orden cronológico, aunque precipitadamente para alguna de ellas, dadas las fechas que le competen a cada una:


     En primer lugar, ya hoy mismo, 13 de octubre, en el Cuarto Real de Santo Domingo, Granada, tendrá lugar una conferencia vespertina sobre las recientes excavaciones que se han venido practicando en Villavieja, el yacimiento Calcolítico localizado en la localidad granadina de Fuentes de Cesna (Algarinejo) y del que ya dimos noticia hace un cierto tiempo en este mismo espacio digital (http://japr5.blogspot.com.es/2012/08/excavaciones-en-la-muralla-de.html). La importancia del sitio, su proyección futura y necesidad de continuar las investigaciones, unido a lo que ya se empieza a conocer científicamente del yacimiento (Morgado et al., 2013), exigen de estas manifestaciones públicas con las que dar a conococer espacios arqueológicos tan bien conservados y necesarios de todos los apoyos oficiales para su puesta en valor y conservación patrimonial indispensables. La disertación prevista correrá a cargo del director del proyecto de investigación del sitio y de uno de los arqueólogos implicados en el mismo.
   
     El resto de las citas recogidas en la reunión de este curso de otoño del Cuarto Real de Santo Domingo es el siguiente:


     En segundo lugar, la Escuela Universitaria de Osuna, con el firme apoyo del Ayuntamiento, ha organizado un curso exprés sobre la ciudad antigua de Urso, al amparo de las novedosas noticias que se centran en su ya conocido teatro romano, pero que ha sido analizado con técnicas prospectivas de última generación que hacen prometer la existencia de un espacio escénico latino más importante de lo que inicialmente se había venido creyendo. Esta cita, pensada para el próximo fin de semana, durante los días 14/15 de octubre, promete ser un encuentro en el que las nuevas perspectivas existentes hagan del gran yacimiento arqueológico de Osuna un referente, por fin, del patrimonio andaluz. Olvidando así la trágica historia de destrucción patrimonial que, hasta no hace mucho, había venido caracterizando a la villa sevillana.


   El directorio de intervenciones previstas las recogemos en la siguiente imagen, donde advertimos la directa implicación del arqueólogo municipal (J, A. Pérez Rangel), el experto arqueólogo local (J. I. Ruiz Cecilia) y el especialista en arquitectura pública romana (A. Jiménez Hernández):


     En último término, con un título genérico algo confuso (Arqueología de sofá: las claves de la península Ibérica), se aborda un análisis interrelacional entre fenicios e iberos, desde el punto de vista historiográfico en la localidad de Montejícar (Granada), donde se recogen una serie de charlas que, cabría apuntar, se tomarán como excusa para valorizar los yacimientos arqueológicos de esa localidad que se centran, tanto en la elevación de su castillo medieval, como del contiguo Cerro de los Allozos, donde sabemos -por los hallazgos superficiales- que ese contacto ibero-semita se dio de un modo significativo


     Las intervenciones, con intervención de destacados especialistas del ramo, tendrán lugar a principios de noviembre próximo, entre los días 4 a 6, y se estructurarán en las siguientes sesiones, bajo la coordinación del profesor de la Universidad de Granada A. M. Adroher: 

Sesión 1: Menorca
María José León Moll, Joan De Nicolás Mascaró

Sesión 2: Entre indígenas y extranjeros
Fernando Prados Martínez, Andrés María Adroher Auroux

Sesión 3: De uno al otro lado del Mediterráneo
José Javier Martínez García, Helena Jiménez Vialás,

Sesión 4: Técnica, tradiciones y cultura
Octavio Torres Gomárez, Sonia Carbonell Pastor

     Esperemos que, por fin, los sitios de Montejícar empiecen ya a tener la dedicación arqueológica y patrimonial que merecen y no sean otra ocasión frustrada como la proyectada investigación en la que íbamos a intervenir y que quedó absolutamente en nada (https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3764799388398926875#editor/target=post;postID=1176229644604855946;onPublishedMenu=template;onClosedMenu=template;postNum=99;src=postname). Una negativa trayectoria que ya podría haberse invertido, puesto que la intervención sobre el castillo de la localidad promete una nueva etapa para el patrimonio de la localidad (https://www.facebook.com/Puesta-en-valor-del-Cerro-del-Castillo-de-Montej%C3%ADcar-1134420603248116/?fref=ts), aspecto que esperemos quede suficientemente desvelado en este último e interesante curso del que damos noticias.

REFERENCIAS

MORGADO RODRÍGUEZ, A., MARTÍNEZ SEVILLA, F., GARZÓN, J., JIMÉNEZ COBOS, F., BERDEJO, A., BERMÚDEZ CANO, R., RUIZ-RUANO COBO, F., GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ, M., FERNÁNDEZ MARTÍN, S., ORTIZ GONZÁLEZ, J.M. y LOZANO RODRÍGUEZ, J.A. (2013): Villavieja (Algarinejo, Granada), un recinto amurallado de la Edad del Cobre en el Poniente Granadino. Avance de la campaña de 2012, Antiquitas, 25, pp. 39-48.

RUIZ CECILIA, J.I. (2016): Urso (Osuna): estudio y gestión de un yacimiento arqueológico, Tesis doctoral inédita. Universidad de Sevilla.

JIMÉNEZ HERNÁNDEZ, A. (2016): El anfiteatro romano de Carmona, Tesis doctoral inédita. Universidad de Sevilla

viernes, 2 de septiembre de 2016

APORTACIÓN SOBRE FÍBULAS DE PIVOTE EN EL ÚLTIMO NÚMERO DE LA REVISTA 'ZEPHYRUS'



Índice
1/2

SUMARIO ANALÍTICO

Sumario analítico
3-8/9-14

ARTÍCULOS

Arte rupestre paleolítico al aire libre en el paraje de La Salud (valle del Tormes, Salamanca)
Diego GARATE MAIDAGAN, Joseba RIOS GARAIZAR, Rosario PÉREZ MARTÍN, Raquel ROJAS MENDOZA, Manuel SANTOJA GÓMEZ15-29
Experimentación con proyectiles de retoque plano y resultados de su análisis funcional
María Amparo LABORDA MARTÍNEZ31-57
Planteamientos interpretativos para el arte levantino a partir del estudio del abrigo del Arquero de los Callejones Cerrados
Manuel BEA, Jorge ANGÁS PAJAS59-78
Las herramientas prehistóricas de las minas de variscita de Palazuelo de las Cuevas (Zamora) y Pico Centeno (Huelva). Análisis comparativo
Rodrigo VILLALOBOS GARCÍA, Carlos P ODRIOZOLA LLORET79-98
El horno de origen oriental procedente del séptimo nivel de hábitat de El Soto de Medinilla (s. VII a. C.)
Miguel Ángel ARNÁIZ ALONSO, Íñigo DE LA FUENTE FERNÁNDEZ-CEDRÓN99-117
Datos para el estudio de las fíbulas de pivote en la Península Ibérica. El ejemplar del Cerro de la Mora (Moraleda de Zafayona, Granada)
Javier CARRASCO RUS, Juan Antonio PACHÓN ROMERO, Jesús GÁMIZ JIMÉNEZ119-145
Pintura mural romana en ámbito doméstico durante el s. I d. C. en el conventus Caesaragustanus
Lara ÍÑIGUEZ BERROZPE147-172
Aportaciones de la antracología al conocimiento del marco paleoecológico y paleoeconómico del castillo de Juslibol (Zaragoza) en época medieval
Marta ALCOLEA GRACIA, Luis Alberto LONGARES ALADREN, Raquel CUNILL ARTIGAS, María ROYO NAVASCUÉS173-189

VARIA

Contribución al estudio de la distribución geográfica de los círculos funerarios de piedra (baratze, crómlech) en los Pirineos occidentales
Jose Miguel EDESO FITO, Idoia GOIKOETXEA ZABALETA, Ane LOPETEGI GALARRAGA, Erik ARÉVALO MUÑOZ, Íñigo ORUE, Luis Mari ZALDUA, Jose Antonio MUJIKA ALUSTIZA193-205
Tesserae lusoriae en Hispania
Francisco Germán RODRÍGUEZ MARTÍN207-220

RECENSIONES

GÓMEZ-MORENO, Manuel (2015 [1958]): Adam y la Prehistoria. Estudio preliminar de Juan Pedro Bellón. Pamplona: Urgoiti editores, CCLXIV + 197 pp. ISBN: 978-84-940991-4-4.
Gonzalo RUIZ ZAPATERO221-224
BRASSOUS, Laurent y QUEVEDO, Alejandro (eds.) (2015): Urbanisme civique en temps de crise. Les espaces publics d’Hispanie et de l’Occident Romain entre le II et le IV siècle. Collection de la Casa de Velázquez, n.º 149. Madrid, 388 pp. ISBN: 978- 84-909
Javier Andreu PINTADO225-228
PRADOS MARTÍNEZ, Fernando y JIMÉNEZ VIALÁS, Helena (eds.) (2015): La muerte en Baelo Claudia. Necrópolis y ritual en el confín del Imperio romano. Serie Arqueología. Anejos Lucentum, 21. Alicante: Univ. Cádiz-Univ. de Alicante, 223 pp. ISBN: 978-84-9828-5
Santiago SÁNCHEZ DE LA PARRA PÉREZ229-232

DATOS PARA EL ESTUDIO DE LAS FÍBULAS DE PIVOTE EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. EL EJEMPLAR DEL CERRO DE LA MORA (MORALEDA DE ZAFAYONA, GRANADA)

Javier CARRASCO RUS, Juan Antonio PACHÓN ROMERO, Jesús GÁMIZ JIMÉNEZ

Resumen


Dada la complejidad de las fíbulas arcaicas de codo en la Península Ibérica, nuestro trabajo trata de ordenar el grupo de pivote. Para ello, tras definir más correctamente su mecánica y conceptualización, analiza críticamente el conjunto de hallazgos conocidos, poniendo en valor su adscripción cultural, cronología, distribución territorial, morfología y tecnología, en aras de avanzar una viable estructuración tipológica. Finalmente, con el apoyo de algunos de aquellos representantes, estimados más relevantes por su contextualización, composición metálica, carácter espacio-temporal y relación interna, se concluye con la práctica ausencia de referentes extrapeninsulares, su consideración claramente autóctona y su mayor antigüedad respecto de la que le adjudicaron las interpretaciones tradicionales.

Palabras clave


Arcaísmo; alóctono; autoctonía; Bronce Final; fíbulas de codo; metalurgia; tipología

Referencias


ALMAGRO, M. (1957): “Las fíbulas de codo de la Ría de Huelva. Su cronología”, Cuadernos de Trabajos de la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma, IX, pp. 7-46.
ALMAGRO, M. (1957-1958): “A propósito de la fecha de las fíbulas de Huelva”, Ampurias, XIX-XX, pp. 198-207.
ALMAGRO, M. (1966a): “Sobre el origen de las más antiguas fíbulas anulares hispánicas”, Ampurias, XXVIII, pp. 215-236.
ALMAGRO, M. (1966b): Las estelas decoradas del Suroeste Peninsular. Biblioteca Praehistorica Hispana, VII. Madrid: CSIC.
ALMAGRO-GORBEA, M. (1977): “El Pic dels Corbs de Sagunto y los Campos de Urnas del ne de la Península Ibérica”, Saguntum, 12, pp. 89-144.
ÁLVAREZ, A. (1985): “El yacimiento protohistórico de Palermo (Zaragoza). Aproximación a la secuencia del Bronce Final-Hierro en el valle medio del Ebro”, Bol. Museo de Zaragoza, 4, pp. 296-301.
ÁLVAREZ, A. Y BACHILLER, J. A. (2000): “Elementos de diferenciación social en el Bajo Aragón durante el Bronce Final-Hierro i”, Vegueta, 5, pp. 9-27.
ARGENTE, J. L. (1986-87): “Hacia una clasificación tipológica y cronológica de las fíbulas de la Edad del Hierro en la Meseta Norte”, Zephyrus, XXXIX-XL, pp. 139-157.
ARGENTE, J. L. (1990): “Las fíbulas en las necrópolis celtibéricas”. En Burillo, F. (coord.): Necrópolis celtibéricas (Actas II Simposio sobre los celtiberos). Zaragoza: Instituto Fernando el Católico, pp. 247-265.
ARGENTE, J. L. (1994): Las fíbulas de la Edad del Hierro en la Meseta Oriental. Valoración tipológica, cronológica y cultural. EAE, 168. Madrid.
ARMADA, X. L.; GARCÍA, D.; MORENO, I.; MONTERO, I.; RAFEL, N. y ROVIRA, M. C. (2005a): “Minería y Metalurgia durante la i Edad del Hierro. Procesos de intercambio en el sur de Catalunya”, Revista d’Arqueología de Ponent, 15, pp. 133-150.
ARMADA, X. L.; HUNT, M. A., JUAN, J.; MONTERO, I.; RAFEL, N. y RUIZ DE ARBULO, J. (2005b): “Primeros datos arqueométricos sobre la metalurgia del poblado y necrópolis de Calvari del Molar (Priorat, Tarragona)”, Trabajos de Prehistoria, 62 (1), pp. 139-155.
ARNAL, J.; BOUSCARAS, C.; PEYRON, J. Y ROBERT, A. (1970): “Quelques fibules du de dépot marin de Rochelongue (Agde, Herault)”, Pyrenae, VI, pp. 53-58.
ARTEAGA, O. Y MESADO, N. (1979): “Vinarragell eine endbronzezeitlichiberische Küstensiedlung der Provinz Castellón mit phönizisch-punischen Element”, Madrider Mitteilungen, 20, pp. 107-132.
ARTEAGA, O. Y SERNA, M. R. (1979-1980): “Las primeras fases del poblado de Los Saladares (Orihuela, Alicante). Una contribución al estudio del Bronce Final en la Península Ibérica (Estudio critico 1)”, Ampurias, 41-42, pp. 65-139.
ÁVILA DE MELO, A. (2000): “Armas, utensílios e esconderijos. Alguns aspectos da metalurgia do Bronze Final: o depósito do Casal dos Fiéis de Deus”, Revista Portuguesa de Arqueologia, 3 (1), pp. 15-119.
BARRACHINA, A. M. (2012): indesinenenter: Permanencia y cambio. El Pic dels Corbs como modelo de interpretación de la Edad del Bronce en el norte del País Valenciano. Serie de Prehistoria í Arqueología. Castellón.
BLASCO, C. (1987): “Un ejemplar de fíbula de codo ad occhio en el Valle del Manzanares”, Boletín Asociación Española de los Amigos de la Arqueología, 23, pp. 18-28.
BLASCO, C.; ROVIRA, S.; GUTIÉRREZ, C. Y LUCAS, R. (2006): “Fíbulas antiguas procedentes de distintos yacimientos del alto Tajo. Origen, tecnología y paralelos peninsulares”. En Maíllo, J. M. y Baquedano, E. (eds.): Miscelánea en homenaje a Victoria Cabrera. Zona Arqueológica, 7 (ii), pp. 108-119.
BLIKENBERG, CH. (1926): Fibules Grecques et Orientales. Copenhaguen.
BOTTAINI, C. E. (2012): Depósitos metálicos no Bronze Final (sécs. XIII-VII a. C.) do Centro e Norte de Portugal. Aspectos sociais e arqueometalúrgicos. Coimbra.
BOUSCARAS, A. Y HUGES, C. (1972): “La cargaison des bronces de Rochelongues (Agde, Hérault)”. En Omaggio a F. Benoit. Rivista di Studi Liguri. Bordighera, t. I, pp. 173-184.
BUCHHOLZ, H. G. (1985): “Ein kyprischer Fibeltypus und seine auswärtige Verbreitung”. En Cyprus between the Orient and the Occident (Acts Internacional Archaological Symposium). Nicosia, pp. 223-245.
BURILLO, F. (coord.) (1990): Necrópolis celtibéricas (Actas ii Simposio sobre los celtiberos). Zaragoza: Instituto Fernando el Católico.
CABRÉ, J. (1931): “Tipología del puñal, en la cultura de ‘Las Cogotas’”, Archivo Español de Arte y Arqueología, VII, pp. 221-241.
CARLÚS, X.; FRANCÉS, J.; MARTÌN, A. y MONTERO, I. (1999): “La producció metallúrgica”. En GONZÁLEZ, P.; MARTÍN, A. y MORA, R.: Can Roqueta. Un establiment pagès prehistòric i medieval (Sabadell, Vallès Occidental). Excavacions Arqueològiques a Catalunya, 16. Barcelona, pp. 174-176.
CARLÚS, X. y LARA, C. (2004): “La necròpolis de camps d’urnes de Can Piteu-Can Roquetas (Sabadell, Vallès Occidental)”, Tribuna d’Arqueologia 2000-2001, pp. 49-75.
CARLÚS, X.; LARA, C.; LÓPEZ, F. J. y VILLENA, N. (2007): “La necròpolis d’incineració de Can Piteu-Can Roqueta”. En CARLÚS, X.; LÓPEZ, F. J.; OLIVA, M.; PALOMO, A.; RODRÍGUEZ, A.; TERRATS, N.; LARA, C. y VILLENA, N. (coords.): Cabanes, sitges i tombes. El paratge de Can Roqueta (Sabadell, Vallès Occidental) del 1300 al 500 ane. Quaderns d’Arqueologia, 4. Sabadell, pp. 137-182.
CARRASCO, J.; MARTÍNEZ, F.; PACHÓN, J. A. y MONTERO, I. (2014): “Tecnología, tipología y cronología de las fíbulas de codo antiguas del tipo Monachil y sus relaciones mediterráneas”, Trabajos de Prehistoria, 71 (1), pp. 97-114.
CARRASCO, J. y PACHÓN, J. A. (2006a): “La fíbula de codo tipo Huelva. Una aproximación a su tipología”, Complutum, 17, pp. 103-119.
CARRASCO, J. y PACHÓN, J. A. (2006b): “Algunas cuestiones sobre el origen de la fíbula de codo tipo Huelva”, Revista de Tabona, 14, pp. 63-92.
CARRASCO, J. y PACHÓN, J. A. (2006c): “Sobre la cronología de las fíbulas de codo tipo Huelva”, Archivo de Prehistoria Levantina, 26, pp. 245-289.
CARRASCO, J.; PACHÓN, J. A.; MONTERO, I. y GÁMIZ, J. (2012): “Fíbulas de codo ‘tipo Huelva’ en la Península Ibérica: nuevos datos y comentarios historiográficos”, Trabajos de Prehistoria, 69 (2), pp. 141-162.
CARRASCO, J.; PACHÓN, J. A.; MONTERO, I.; GONZÁLEZ, A. y GÁMIZ, J. (2013): “¿Fíbulas peninsulares de codo ‘sículas’ o de tipo ‘Monachil’? Novedades y revisión”, Lvcentvm, XXXII, pp. 31-52.
CARRASCO, J.; PACHÓN, J. A. y PASTOR, M. (1985): “Nuevos hallazgos en el conjunto arqueológico del Cerro de la Mora. La espada de lengua de carpa y la fíbula de codo del Cerro de la Miel (Moraleda de Zafayona, Granada)”, Cuadernos de Prehistoria de la Univ. de Granada, 10, pp. 265-334.
CASTRO, P. V. (1994): La sociedad de los Campos de Urnas en el nordeste de la Península Ibérica. La necrópolis de El Calvari (El Molar, Priorat, Tarragona). bar Int. Ser., 592. Oxford: Archaeopress.
CELESTINO, S.; RAFEL, N. y ARMADA, J. L. (eds.) (2008): Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane). La precolonización a debate. Serie Arqueológica, 11. Madrid: CSIC.
CERDEÑO, M.ª L. (2008): “El uso de las evidencias materiales en la investigación de la Cultura Celtibérica: la zona arqueológica de El Ceremeño (Guadalajara, España)”, Trabajos de Prehistoria, 65 (1), pp. 93-114.
CERDEÑO, M.ª L. y JUEZ, P. (2002): El castro celtibérico de El Ceremeño (Herrería, Guadalajara). Monografías Arqueológicas del SAET, 8. Teruel.
CERDEÑO, M.ª L.; MARCOS, E. y SAGARDOY, T. (2002): “Primeras noticias sobre la necrópolis de Herrería (Guadalajara)”. En Actas I Symposium de Arqueología de Guadalajara. Sigüenza, t. II, pp. 425-434.
CERDEÑO, M.ª L. y SAGARDOY, T. (2007): La necrópolis celtibérica de Herrería iii y iv (Guadalajara). Estudios Celtibéricos, 4. Zaragoza: CEC-JCLM.
CUADRADO, E. (1963): Precedentes y prototipos de la fíbula anular hispánica. Trabajos de Prehistoria, VII. Madrid.
DELIBES, G.; ROJO, M. y SANZ, C. (1986): “Dólmenes de Sedano II. El sepulcro de corredor de las Arnillas (Moradillo de Sedano, Burgos)”, Noticiario Arqueológico Hispánico, 27, pp. 7-41.
ESPARZA, A. (1988): “La Edad del Hierro”. En DELIBES, G.; ESPARZA, A.; GARCÍA, E.; LÓPEZ, J. R. y MARINÉ, M.: La colección del Padre Saturio González en Santo Domingo de Silos. Burgos: Diput. Prov. Burgos, pp. 118-119.
ESTEBAN, J. (1988): “El yacimiento protohistórico de ‘El Cerro de la Muralla’ (Alcántara-Cáceres): Hallazgos metálicos”. En Actas I Congreso Peninsular de Historia Antigua. Santiago de Compostela, t. 1, pp. 265-294.
GARCÍA I RUBERT, D. (2005): “El yacimiento de la Primera Edad del Hierro de Sant Jaume-Mas d’en Serrà (Alcanar, Montsià, Catalunya) y el proceso de iberización en el curso del río Senia y áreas limítrofes”. En BLANCO, A.; CANCELO, C. y ESPARZA, A. (eds.): Actas del Encuentro de Jóvenes Investigadores sobre Bronce Final y Edad del Hierro en la Península Ibérica. Colección Aquilafuente, 86. Salamanca, pp. 519-543.
GARCÍA I RUBERT, D. (2011): “Nuevas aportaciones al estudio de los patrones de asentamiento en el nordeste de la península Ibérica durante la Primera Edad del Hierro. El caso del Complejo Sant Jaume”, Trabajos de Prehistoria, 68 (2), pp. 332-352.
GARCÍA I RUBERT, D.; GRACIA, F.; MONTERO, I.; MORENO, I. y ROVIRA, C. (2007): “Estudio de Composición mediante ED-XRF de materiales metálicos del asentamiento protohistórico de Sant Jaume-Mas d’en Serra (Alcanar, Montsià, Tarragona)”. En Avances en Arqueometría 2005 (Actas vi Congreso Ibérico de Arqueometría). Girona: Sociedad Española de Arqueometría, pp. 145-152.
GIESEN, K. (2001): Zyprische Fibeln. Typologie und Chronologie. Jonssered: Paul Aströms Förlag.
GIL, M. y PEÑA, J. L. (1989): “La fíbula ad occhio del yacimiento de la Mola d’Agres”, Saguntum, 22, pp. 125-146.
GONZÁLEZ, A. (2010): “Anzuelos, fíbulas, pendientes y cuchillos: una muestra de la producción de los talleres metalúrgicos de La Fonteta”, Lvcentvm, XXIX, pp. 33-56.
GONZÁLEZ, A. (2014): La Fonteta-2, Excavaciones de 1996-2002 en la colonia fenicia de la actual desembocadura del río Segura. Alicante, vol. 2, t. 2.
GUSI, F. y BARRACHINA, E. (2005): “L’evolució dels grups culturals del bronze final i del ferro al país valencià. Estat de la qüestió i problemática”. En Món Ibèric als Països Catalans. Homenatge a Josep Barberà i Farràs (XIII Colloqui Internacional d’Arqueologia de Puigcerdà, 2003). Puigcerdà: Institut d’Estudis Ceretans, vol. 1, pp. 95-116.
IINIESTA, A. (1983): Las fíbulas de la región de Murcia. Biblioteca Básica Murciana, 15. Murcia.
JALHAY, E. (1944): “O esconderijo prehistórico do Porto do Concelho (Mação, Beira Baixa)”, Brotéria, XXXVIII (3), pp. 263-277.
LO SCHIAVO, F. (2010): Le Fibule dell´Italia meridionale e della Sicilia dall’età del bronzo recente al vi secolo a. C. Prähistoriche Bronzefunde, 14, Band, Teil 1-3. Mainz.
LÓPEZ, F. J.; ROVIRA, M. C.; CARLÚS, X.; LARA, C. y VILLENA, N. (2009): “Nouveautés sur la transition entre le bronze final et le Premier Âge du Fer dans la Catalogne côtière: le cas de la nécropole d’incinération de Can Piteu-Can Roqueta (Barcelone)”. En Actes XXX Colloque de l’Association Française pour l’étude de l’Âge du Fer (X-VII s. av. J-C.). Saint-Romain-en-Gal-Vienne, pp. 213-225.
MALUQUER, J. (1945-46): “Las culturas hallstátticas en Cataluña”, Ampurias, VII-VIII, pp. 115-184.
MALUQUER, J. (1958): El castro de Los Castillejos en Sanchorreja (Estudio de las excavaciones realizadas por † D. Juan Cabré, D. Joaquín M.ª de Navascués y † D. Emilio Camps 1931-1935). Salamanca: USAL.
MANZANO, S.; AGUSTÍ, B. y COLOMEDA, N. (2004): “El jaciment de Can Xac (Argelaguer, La Garrotxa)”. En Setenes Jornades d’Arqueologia a les comarques de Girona (La Bisbal d´Emporda, 2004). Girona, vol. I, pp. 109-114.
MANZANO, S.; AGUSTÍ, B. y COLOMEDA, N. (2006): “Can Xac (Argelaguer, Garrotxa). Un poblat a l’aire lliure del bronze final”, Tribuna d´Arqueologia 2003-2004, pp. 45-66.
MARLASCA, R.; ROVIRA, M. C.; CARLÚS, X.; LÓPEZ, J. y VILLENA, N. (2005): “Materiales de importación en la necrópolis de Can Piteu-Can Roqueta (Sabadell, Barcelona)”. En CELESTINO, S. y JIMÉNEZ, J. (dirs.): El Periodo Orientalizante (iii Simposio Internacional de Arqueología de Mérida: Protohistoria del Mediterráneo Occidental (Mérida, 2003). Anejos del Archivo Español de Arqueología, XXXV. Madrid, pp. 1039-1049.
MARTÍNEZ SANTA-OLALLA, J. (1942): “Escondrijo de la Edad del Bronce Atlántico en Huerta de Arriba (Burgos)”, Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, XVII, pp. 127-164.
MARTÍNEZ SASTRE, V. (1992): “El poblado de Campos de Urnas de Fuente Estaca (Embid, Guadalajara)”. En VALIENTE, J. (ed.): La celtización del Tajo Superior. Alcalá de Henares, pp. 67-78.
MESADO, N. (1974): Vinarragell (Burriana, Castellón). Serie de Trabajos Varios, 46. Valencia: sip.
Mesado, N. (1988): “Nuevos materiales arqueológicos en el Pozo i del yacimiento de Vinarragell (Burriana, Castellón)”, Archivo de Prehistoria Levantina, XVIII (II), pp. 287-320.
MESADO, N. Y ARTEAGA, O. (1979): Vinarragell (Burriana, Castellón). Serie de Trabajos Varios, 61. Valencia: SIP.
NAVARRO, R. (1970): Las fíbulas en Cataluña. Publicaciones Eventuales, 16. Barcelona: Instituto de Arqueología y Prehistoria.
PACHÓN, J. A. y CARRASCO, J. (2012): “El Cerro de la Mora en la Vega de Granada”. En ROMÁN, J. M.; PACHÓN, J. A.; CARRASCO, J. y PASTOR, M. (eds.): La Cuenca Alta del Genil en época romana: el Cerro de la Mora (Moraleda de Zafayona, Granada). Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 13-80.
PALOL, P. (1958): La necrópolis hallstática de Agullana (Gerona). Bibliotheca Praehistorica Hispana, 1. Madrid: CSIC.
PAULSEN, R. (1931): Die funde von Numantia. En SCHULTEN, A.: Numantia. Die Ergebnisse der Ausgrabungen 1905-1912, II. Die stadt Numantia. München.
QUINTANA, J. y CRUZ, P. J. (1996): “Del Bronce al Hierro en el centro de la Submeseta norte. (Consideraciones desde el Inventario Arqueológico de Valladolid)”, Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, LXII, pp. 9-78.
RAFEL, N.; VIVES-FERRÁNDIZ, J.; ARMADA, J. L y GRAELLS, R. (2008): “Las comunidades de la Edad del Bronce entre el Empordà y el Segura: espacio y tiempo de los intercambios”. En CELESTINO, S.; RAFEL, N. y ARMADA, J. L. (eds.): Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane). La precolonización a debate. Serie Arqueológica, 11. Madrid: CSIC, pp. 239-271.
ROVIRA, M. C.; HUNT, M. A.; MONTERO, I.; ROVIRA, S. y LÓPEZ, F. J. (2008): “Caracterización elemental e isotópica de bronces de la necrópolis protohistórica Can Piteu-Can Roqueta (Sabadell, Barcelona)”. En Actas VII Congreso Ibérico de Arqueometría. Madrid, pp. 448-457.
ROVIRA, S.; MONTERO, I. y GÓMEZ, P. (2002): “Metalurgia celtibérica en el poblado de El Ceremeño (Guadalajara)”. En CERDEÑO, M. L. y JUEZ, P. (coords.): El castro celtibérico de “El Ceremeño” (Guadalajara). Teruel, pp. 169-177.
SANZ, R.; LÓPEZ, J. y SORIA, L. (1992): Las fíbulas de la provincia de Albacete. Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses-Diput. de Albacete.
SCHÜLE, W. (1969): Die Meseta-Kulturen der Iberischen Halbinsel. Madrider Forschungen, Band 3. Berlin.
STORCH, J. J. (1989): La fíbula en la Hispania Antigua: las fíbulas protohistóricas del suroeste peninsular. Colección Tesis Doctorales, 39/89. Madrid: UCM.
SUNDWALL, J. (1949): Die Alterer Italischen Filbeln. Berlín.
TOLEDO, A. y PALOL, P. DE (2006): La necròpolis d’incineració del Bronze Final transició a l’Edat del ferro de Can Bec de Baix, Agullana (Alt Empordà, Girona). Els resultats de la campanya d’excavació del 1974. Serie Monográfica, 24. Girona: MAC-Girona.
URBINA, D. y GARCÍA-VUELTA, O. (2010): “Las Lunas, Yuncler (Toledo). Un depósito de materiales metálicos del Bronce Final en la submeseta sur de la Península Ibérica”, Trabajos de Prehistoria, 67 (1), pp. 175-196.
URBINA, D. y GARCÍA-VUELTA, O. (2013): “Cronología radiocarbónica de Las Lunas (Yúncler, Toledo), un gran poblado de fines de la Prehistoria en la Meseta Sur”, Trabajos de Prehistoria, 70 (2), pp. 352-360. VALIENTE, J. (ed.) (1992): La celtización del Tajo Superior. Alcalá de Henares.
VILASECA, S. (1943): El poblado y necrópolis prehistóricos de Mola (Tarragona). Acta Arqueológica Hispánica, i. Madrid.